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En la actualidad como docente empleo el método constructivista para la enseñanza de la historia ya que por medio de la construcción de sus saberes es que se puede confiar en la consolidación de un aprendizaje significativo. Esto no significa que en algunas ocasiones no retome prácticas que observé en mi propia formación, como el uso de líneas del tiempo, cuestionarios y resúmenes, ya que estas estrategias no son ineficaces sino al contrario sirven de mucha ayuda siempre y cuando estén bien dirigidas y cumplan con un propósito específico. Es por ello que si se deja atrás el papel de transmisores de conocimientos y nos vemos más como promotores y coordinadores del proceso de aprendizaje de nuestros alumnos, los métodos y estrategias utilizadas siempre nos darán buenos resultados.
Claro que en los salones de clase no todo es tan sencillo como se expresa en teoría ya que a veces es común encontrar alumnos predispuestos a la enseñanza de esta materia, por lo que como docentes tenemos la tarea de replantearles esas concepciones motivándolos mediante el uso de materiales didácticos, tales como, videos, películas, distintas fuentes de información, programas interactivos, juegos de mesa y mapas que faciliten ampliar sus horizontes de aprendizaje. Lograr está tarea es una labor difícil que requiere de mucho empeño y fuerza de voluntad para sobrellevar adversidades, tales, como la falta de instalaciones adecuadas y medios de comunicación y tecnología que nos faciliten la tarea educativa.

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